Problemáticas criminológicas como objeto de política pública

 

Las problemáticas criminológicas actualmente representan grandes desafíos para la política pública. Aunque ha habido avances en el ámbito de la seguridad, el fenómeno criminal continúa siendo un reto para los Estados y las instituciones encargadas de la seguridad.

En concordancia con esto, hemos visto un incremento de la criminalidad en nuestro país, Costa Rica, lo cual se refleja en los medios de comunicación, en la opinión pública y en la percepción ciudadana.

También se evidencian los esfuerzos del gobierno en torno a la seguridad; sin embargo, persisten los desafíos.

Entre las problemáticas más recurrentes dentro del territorio costarricense destacan, en gran medida, la violencia doméstica, la presencia de pandillas y la corrupción. En lo que va del año 2025, estos temas han ocupado con frecuencia los titulares de las noticias, evidenciando una creciente preocupación en la sociedad y la necesidad de respuestas eficaces desde las políticas públicas.

Para ejemplificar les comparto el enlace de la siguiente noticia, para que visualicen a los desafíos en los que se enfrentan los Estados en la ejecución de políticas públicas.

Enlace: Costa Rica cruza la barrera de los 400 homicidios en medio año marcado por la violencia | La Teja

Enfoques preventivos, punitivos y restaurativos.

El enfoque preventivo busca anticiparse al crimen antes de que ocurra, brindando herramientas y estrategias que permitan mitigar sus efectos desde las diferentes etapas del fenómeno delictivo.

Prevención primaria: Tiene como objetivo prevenir el crimen antes de que ocurra, actuando sobre las causas estructurales que generan condiciones propicias para la delincuencia. Se enfoca en poblaciones en situación de vulnerabilidad, como los jóvenes, las mujeres y comunidades en riesgo social. En este nivel, el papel del gobierno es indispensable, ya que debe implementar políticas públicas integrales.

Entre los programas desarrollados se mencionan los siguientes

1.    Programas educativos.

2.    Programas de empleabilidad.

Con respecto a este tipo de prevención se cita lo siguiente, La prevención primaria hace referencia a una serie de estrategias basadas en una política cultural, económica y social que pretenden influir sobre las causas del delito” (Vega Fernández, 2017, pág. 188).

Prevención secundaria: En concordancia con el actor previamente citado, este tipo de prevención se centra en el reconocimiento temprano de las circunstancias de la criminalidad. Por ejemplo, la desigualdad social es un factor determinante que predispone a muchas personas a incurrir en conductas delictivas, al generar condiciones de exclusión, falta de oportunidades y frustración que pueden derivar en la comisión de delitos.

Prevención terciaria: Como se mencionó anteriormente, este tipo de prevención actúa una vez que el delito ya ha ocurrido. Su objetivo principal es evitar la reincidencia, brindando nuevas oportunidades a las personas que han incurrido en conductas delictivas. Además, trabaja directamente con quienes han cometido delitos, enfocándose en procesos de rehabilitación y reinserción social.

 Esto implica la implementación de programas educativos, laborales y psicosociales que permitan a estas personas reconstruir sus proyectos de vida y reingresar a la sociedad de forma positiva. En palabras de Vega Fernández, este tipo de prevención se refiere a la lucha policial y jurídico-penal contra la reincidencia delictiva.

 video explicativo sobre , Los tres niveles de prevención del delito



https://www.youtube.com/watch?v=56Si95JQynk


Enfoque punitivo

Dentro de este enfoque, es importante abordar los medios de control social, tanto formal como informal. El control social informal está compuesto por instituciones como la familia, la escuela, la iglesia y los medios de comunicación, los cuales representan mecanismos fundamentales para la regulación de la conducta desde etapas tempranas.

Por ejemplo, a través de la familia se transmiten valores esenciales. En los primeros años de vida, un niño aprende mediante lo que escucha y observa; por ello, la familia desempeña un papel crucial como moldeadora de la conducta.

Otro elemento clave son las escuelas, las cuales no solo transmiten conocimientos académicos, sino que también enseñan normas de convivencia, respeto y responsabilidad, reforzando los valores necesarios para la vida en sociedad.

Tanto los mecanismos de control social formales como informales juegan un papel fundamental en la prevención de la conducta desviada. Sin embargo, cuando estos mecanismos fallan o resultan insuficientes, se recurre al derecho penal como última instancia, con el fin de sancionar la conducta de manera más punitiva y proteger el orden social.

El enfoque punitivo se basa en la privación de la libertad como forma de castigo, bajo la premisa de que, a través de esta sanción, la persona privada de libertad experimentará un cambio positivo en su conducta. Este modelo parte de la idea de que el castigo puede tener un efecto disuasivo.

Enfoque restaurativo: Es un término utilizado en el marco de la justicia restaurativa, el cual se centra en la reparación del daño causado por el delito, en lugar de recurrir únicamente al castigo mediante la privación de libertad.

Flórez Rodríguez, hace mención de que la justicia restaurativa resulta ser una herramienta valiosa pues no excluye a las partes en la búsqueda de condiciones que permitan reconocer, tramitar, resolver y superar los conflictos como mecanismo de prevención del injusto.

El enfoque restaurativo permite que el infractor asuma la responsabilidad de los daños causados a la víctima, promoviendo un proceso de reparación. Este modelo busca no solo la justicia, sino también la reintegración del infractor a la sociedad, ofreciendo una segunda oportunidad para reconstruir vínculos y evitar la estigmatización, Cuando las personas observan que el infractor ha reconocido su falta y ha enmendado el daño, es menos probable que lo etiqueten negativamente, favoreciendo así su reinserción y la convivencia social.

Conclusión

La construcción del delito se basa, en gran medida, en la percepción social de lo que se considera una conducta delictiva. Esto implica que el delito no es únicamente una categoría jurídica establecida por normas legales, sino también una construcción social influida por los valores, creencias y contextos culturales de una sociedad.

Finalmente, la agenda pública está compuesta por los temas que el gobierno considera como problemas prioritarios y que requieren atención desde el ámbito estatal. Tal como se abordó anteriormente, no todas las situaciones sociales se convierten en problemas públicos, y no todas requieren necesariamente la formulación de políticas públicas.

 Referencias 

Flórez Rodríguez, M. (s.f.). JUSTICIA RESTAURATIVA Y PROCESO PENAL. Obtenido de https://www.ramajudicial.gov.co/documents/10240/21523514/Justicia%20Restaurativa-4.pdf/59348f97-4a8c-4a8b-97b6-0b8761f34585

Vega Fernández, E. (2017). El control y la prevención del delito como objeto de la criminología. Revista de Ciencias Humanas y Sociales, 75(146,), 171-194. Obtenido de https://revistas.comillas.edu/index.php/miscelaneacomillas/article/view/7960/7713

 

 


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